12/09/24 el internet se sentía infinito

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Me acuerdo de cuando el internet se sentía infinito. No sabía de las granjas de servidores, del marketing, de la hipervigilancia. Pensaba que una página web podría durar lo que un libro (perdón pero también se sentía infinito), que podría acceder para siempre. El internet era un espacio de juego y exploración, de diversión e historias. Antes de entender un poco más, era mejor. Así se sienten varias cosas.

Mi generación creció subiendo todo, sobrecompartiendo sus vidas, fotos de cualquier cumpleaños subidas al facebook, no sabíamos lo que estábamos entregando, no sabíamos dónde estábamos creciendo. Y cambian los códigos y cambian los memes y mi instagram se ha convertido en otro delator de mi edad: subo posts. Los amigos más jóvenes no suben posts, el grid lo tienen inmaculado, yo soy todo menos minimalista. Nunca pude tener la destreza del insta y el finsta, soy mi propia community manager y me quiero despedir.

Alex me decía ayer que el internet no es un espacio público y nunca va a ser un espacio público, hablábamos de telegram, de la regulación o falta de ella, de mi cinismo: no creo que haya regulación sin intereses específicos, no es culpa de telegram lo que decidan hacer en él, y me respondía Alex sí pero no puedes ignorar las redes de pedofilia, etc.

Las cosas son también como las tratas. La narrativa también nos traspasa. En bachillerato el profesor de historia de venezuela, ex militar, nos decía: no confíes en nadie. Y en su momento me pareció muy feo y me impactó, pero ahora lo veo distinto, más como la fragilidad humana, no importa que haya buenas intenciones si no hay un trabajo por detrás, los sistemas se caen, la comida se pudre y nosotros también vamos para allá. Y cuando hay un trabajo por detrás hay que cuestionar los objetivos de ese trabajo.

Medio internet está muerto, gente muerta, qué serán de sus posts, sus directorios, sus películas y sus discos duros.

Y me da ñáñaras validarme como persona en internet, persona que escribe en internet, conectar con mis redes sociales, que se sienta claustrofóbico como un pueblo pequeño, cómo pasamos de infinito a temer lo que posteamos porque no va a verse bien para el mercado laboral. Pero me estoy quejando de cosas que siempre han sido, las esferas sociales siempre han existido, los secretos, la vida privada, es una falsa ilusión eso de entregarte completamente, sinceramente, no performativamente. Pero al menos en distintos espacios me performo diferente, entiendo el lenguaje de cada una de ellas, y me aprendo a manejar. O eso pretendo.